Las palabras del ex Presidente de la República, Sebastián Piñera, no dejaron indiferentes a nadie y han puesto en el debate un tema que ha no había sido tratado en otros debates presidenciales o parlamentarios: la inmigración.
Hemos visto el gran aumento de ciudadanos haitianos, bolivianos, peruanos, colombianos, venezolanos, entre otras nacionalidades, que han preferido estas tierras para arrancar de la situación de su país de origen para formar en Chile la vida tranquila que no tuvieron en su país natal.
Esto ha creado una diversidad cultural muy interesante y digna de analizar, pero también ha despertado los sentimientos xenófobos de varios chilenos que no ven con buenos ojos la irrupción de personas de otras latitudes.
Es por esto que las palabras de Piñera que indicaban una mayor regulación de inmigrantes, despertó inmediatamente las opiniones de quienes están a favor y en contra. Por una parte, está el factor de la delincuencia, puesto que tanto Piñera como Ossandón han señalado que la llegada de inmigrantes están ligadas a la proliferación de bandas delictuales.
En este sentido, las estadísticas del Departamento de Extranjería resultaron ser totalmente contrarias al prejuicio de Piñera y Ossandón. En 2015, residían 477 mil inmigrantes lo que equivale al 2,7 % de la población del país. De esas 477 mil personas, solamente un 1,1 % – equivalente a 5.415 personas-han ingresado al sistema judicial por delitos.
Por otra parte, está el asunto laboral. Mucho se habla de que los inmigrantes vienen a quitar el trabajo de los chilenos, pero las estadísticas indican que el nivel educacional de los extranjeros es mayor que el de los nacionales.
De acuerdo a la encuesta Casen, los inmigrantes mayores de 18 años alcanzan estudios promedio de 12,6 años de educación, mientras que la población nacida en Chile tiene comparativamente 11 años de estudios. A pesar de tener mayor escolaridad, los sueldos no se condicen con la preparación profesional de los extranjeros, quienes se ven obligados a realizar otros trabajos informales.
Sin duda alguna, los inmigrantes – los de nacionalidad peruana representan la colonia residente más grande de Chile- seguirán llegando a aportar desarrollo y cultura al país. Entrevistamos a José Miguel Peña Virgili, un destacado arquitecto de la octava región, nos plantea que lo que hay que preguntarse es cómo podemos lograr ser más abiertos con nuestros hermanos latinoamericanos sin caer en populismos desesperados, principalmente en periodos de campaña presidencial.
Ya lo dijo la Presidenta Michelle Bachelet. Es tiempo de dejar de lado los oportunismos y entregar opciones reales a quienes se ven obligados a salir de su país. Una sociedad inclusiva requiere respeto y para eso se necesita mayor educación, partiendo por la clase política.