Durante millones de años, los restos fósiles de un imponente dinosaurio han permanecido ocultos bajo las capas geológicas del estado de Montana, en el oeste de Estados Unidos. Hoy, esa criatura extinta, conocida como Brontotholus harmoni, ha sorprendido al mundo de la paleontología al convertirse en un nuevo integrante del fascinante grupo de dinosaurios de cúpula ósea. Este descubrimiento, publicado en la revista Zoological Journal of the Linnean Society por un equipo de investigadores liderado por el paleontólogo D. Cary Woodruff, representa el primer registro confirmado de un pachycephalosaurio en la Formación Two Medicine, un sitio conocido por su riqueza fósil, pero que hasta ahora no había revelado representantes de este singular linaje de dinosaurios.
El nombre Brontotholus harmoni no es meramente anecdótico. Derivado del griego, «bronto» significa trueno, mientras que «tholus» hace referencia a una cúpula o domo, homenajeando tanto a la forma de su cráneo como al sitio donde fue hallado, el apodado “Beyond Thunder Dome”. Este hallazgo también rinde tributo al preparador de fósiles Bob Harmon, figura destacada en la paleontología estadounidense. El cráneo abovedado de este grupo de dinosaurios herbívoros ha sido objeto de numerosas hipótesis, empezando por la idea de que podrían haberse usado para confrontaciones rituales, similar a los carneros. Con un cráneo que alcanza los 171 mm de longitud en uno de los cinco ejemplares estudiados, Brontotholus se posiciona como el tercer pachycefalosaurio más grande descubierto en América del Norte, superado solo por Pachycephalosaurus wyomingensis y Platytholus clemensi.
A lo largo de los años, existió la especulación sobre una clara secuencia evolutiva entre los pachycefalosaurios de Norteamérica, impulsada por las fluctuaciones en el nivel del mar que podrían haber fragmentado sus hábitats. Sin embargo, el nuevo estudio liderado por Woodruff ha desmantelado estas teorías, situando a Brontotholus en un linaje completamente independiente en el árbol evolutivo, alejado de ambos, Stegoceras validum y Pachycephalosaurus wyomingensis. Este hallazgo sugiere que más que un «eslabón perdido», Brontotholus coexistió con otros miembros de su familia en el ecosistema del Cretácico tardío, obligando a los científicos a replantear las rutas evolutivas de los pachycefalosaurios y su dispersión en América del Norte, época marcada por cambios en los niveles del mar.
El cráneo de Brontotholus harmoni presenta características anatómicas singulares que lo diferencian de sus parientes. Su domo, de perfil bajo y ancho, presenta una geometría compleja en las suturas de los huesos, lo que insinúa un diseño evolutivo adaptado para soportar impactos y posiblemente para fijar músculos. Las variaciones sutiles observadas entre los cinco fósiles analizados sugieren no solo diferencias ontogenéticas, sino también una notable diversidad dentro de la especie. Procedentes de distintos niveles estratigráficos de la Formación Two Medicine, estas evidencias indican que Brontotholus tuvo una amplia distribución durante el Cretácico tardío.
A pesar de su impresionante tamaño, Brontotholus harmoni probablemente no era un dinosaurio agresivo. Como la mayoría de sus parientes, su dieta consistía mayormente de vegetación baja y es posible que viviera en pequeños grupos. Su distintivo cráneo podría haber servido más como un rasgo visual para la identificación entre congéneres o en rituales de apareamiento, en lugar de ser un arma. Este descubrimiento pone de manifiesto lo incompleto que es aún nuestro conocimiento sobre la diversidad de dinosaurios en América del Norte. Regiones que han sido objeto de exhaustivos estudios, como Montana, aún pueden tener secretos guardados que revolucionen nuestras percepciones sobre la era de los dinosaurios.




