El aclamado director francés Luc Besson regresa a la pantalla grande este 14 de agosto con una reinvención del clásico de Bram Stoker titulado «Drácula: A Love Tale». En esta nueva adaptación, el icónico vampiro retoma su lugar en el cine con una producción que combina romance, horror y fantasía, prometiendo cautivar tanto a fanáticos del género como a nuevos espectadores. La película se distingue por su estética gótica moderna y una narrativa emocionalmente profunda, donde el amor perdura a través del tiempo y la muerte. La alineación de actores incluye a Caleb Landry Jones, que interpreta al protagonista, y Christoph Waltz, en un papel que pone de manifiesto la intensidad de la historia a través de una actuación magistral.
«Drácula» aborda la historia de un príncipe del siglo XV que, después de perder a su esposa, desafía a Dios y se convierte en vampiro. La narrativa salta a un Londres victoriano del siglo XIX, donde el conde Drácula se encuentra con una mujer que es el vivo reflejo de su amada perdida, dando inicio a una persecución intensa que concreta su destino. La cinematografía de Besson, reconocida por su estilo visual inconfundible, se combina con la música del prodigio Danny Elfman, lo que eleva la atmósfera del film, haciendo que la experiencia sea aún más envolvente.
El director Luc Besson ha compartido su visión sobre la historia, afirmando que siempre la percibió principalmente como una narrativa de amor, en lugar de un relato de terror. En sus palabras, «el libro, en esencia, es una historia de amor; la de un hombre que espera 400 años por volver a ver a la mujer que ha amado». Este enfoque en las emociones humanas, más que en la violencia o el horror típicos del género, promete ofrecer una visión más matizada del legendario personaje, que ha evolucionado de ser un monstruo mítico a una figura compleja y romántica.
La decisión de ambientar la historia en París, y no en Londres como muchas adaptaciones anteriores, añade un nivel adicional de innovación a esta reinterpretación. Besson considera que la ciudad, en pleno centenario de la Revolución francesa, proporciona un contexto vibrante y caótico que ayuda a la narrativa, permitiendo que la figura del vampiro pase desapercibida en medio de la celebración. «Me gusta esa construcción, como una sinfonía, que culmina en un clímax», señala el director al referirse al intenso desenlace de la historia, que amenaza con cambiar el curso de las vidas de los personajes vinculados por el amor y la tragedia.
El rodaje de «Drácula» también ha sido un proceso destacado por la colaboración entre Besson y su elenco. El director menciona lo importante que es para él trabajar con actores que busquen superarse continuamente, lo que se traduce en intensas sesiones de filmación. Con un enfoque en la exploración de matices emocionales a través de múltiples tomas, Besson busca capturar la esencia más pura de sus personajes. Con un amplio rango de talento en el set, incluido el meticuloso Christoph Waltz, esta adaptación de «Drácula» promete ser un viaje extraordinario por el amor, la oscuridad y la redención.