En una remota cantera del sur de Inglaterra, un hallazgo sin precedentes está revolucionando nuestra comprensión de la era de los dinosaurios. Lo que comenzó como una simple excavación en la cantera Dewars Farm, cerca de Bicester en Oxfordshire, ha resultado ser un descubrimiento de huellas fosilizadas de saurópodos que data de hace 166 millones de años. Esta impresionante pista, que alcanza más de 220 metros, se considera la más extensa de Europa y ofrece a los investigadores una ventana única al movimiento y comportamiento de estos gigantes prehistóricos. Con un equipo conformado por las universidades de Oxford, Birmingham, Liverpool John Moores y el Museo de Historia Natural de Oxford, el verano de 2025 marcará un hito en la paleontología británica.
Las huellas halladas en la cantera no solo son numerosas; su conservación es excepcional. Más de 200 nuevas pisadas fueron documentadas, incluyendo una de nada menos que un metro de longitud, atribuida probablemente a un Cetiosaurus, un gigante herbívoro que podía alcanzar longitudes de hasta 18 metros. Estos fósiles no son simples marcas en el barro, sino detalles precisos que revelan el modo de andar del animal y su interacción con el entorno. La trayectoria de las huellas sugiere un movimiento pausado y constante, ofreciendo insight sobre la vida diaria de estas criaturas que vagaban por una laguna costera tropical, rica en flora y fauna.
La pista, cual ‘autopista de dinosaurios’, ha permitido a los científicos establecer la velocidad a la que se desplazaban estos enormes reptiles, estimando que caminaban a un ritmo de aproximadamente dos metros por segundo. Esta velocidad se asemeja al paso rápido de un humano. Sin embargo, lo más intrigante es la anomalía encontrada en la serie de huellas: una pisada más profunda y desplazada que sugiere un momento de detención, lo que podría indicar un signo de alerta o un momento de inestabilidad en el colosal saurópodo. Cada huella agrega una capa de complejidad al relato de su vida y comportamiento.
Más allá del descubrimiento de las huellas de saurópodos, los investigadores también hallaron impresiones de otros animales y restos de vegetación que sugieren un ecosistema vibrante en tiempos prehistóricos. Existían condiciones similares a las lagunas tropicales actual, habitadas por variadas especies, incluidas huellas de Megalosaurus, un carnívoro bípedo que coexistía con estos herbívoros. Esta convivencia de especies en un mismo ambiente plantea preguntas interesantes sobre la dinámica de depredador y presa en la era jurásica, lo que enriquecerá el estudio de la paleoespécie.
La protección y conservación de este achado es fundamental, y las autoridades han enfatizado su relevancia no solo como patrimonio científico sino también como recurso educativo. La colaboración entre los excavadores y los operadores de la cantera ha asegurado que se realicen las excavaciones sin comprometer las huellas. A través de tecnología avanzada como el modelado 3D, los investigadores podrán estudiar este extraordinario legado en detalle, permitiendo que futuras generaciones continúen desentrañando más secretos de un mundo que ha estado oculto durante 166 millones de años, brindando una oportunidad monumental para entender el pasado.




