El alcalde de Santiago, Mario Desbordes (RN), quien recientemente asumió su cargo, ha moderado su postura respecto al combate del comercio ambulante en la capital. Aunque inicialmente había asegurado que utilizaría todos los recursos disponibles para erradicar esta problemática, ahora reconoce que eliminarla por completo es «casi imposible».
Cambio de discurso frente a una problemática persistente
En una entrevista con 24 Horas, Desbordes explicó que muy pocas ciudades, incluso en América Latina, han logrado eliminar el comercio ilegal de las calles de manera absoluta. A pesar de esto, el alcalde reiteró su compromiso con reducir esta actividad:
«Esperamos lograrlo, pero vamos a estar machacando y machacando constantemente todas las semanas, todos los meses», afirmó. Su estrategia se centra en hacer del comercio ambulante un negocio insostenible para quienes lo practican.
Foco en la cadena de suministro ilegal
Desbordes enfatizó la importancia de atacar las raíces del problema, como el ingreso clandestino de mercancías ilegales, productos falsificados y tabaco de contrabando. Según él, desarticular esta cadena de suministro es clave para que el comercio informal deje de ser rentable.
«Esto se logra solamente cuando logras atacar al que lo provee, estas mercaderías ilegales (…). Cuando el negocio del que está instalado ahí con el toldo termine siendo un mal negocio», sostuvo el alcalde.
La estrategia incluye la confiscación recurrente de implementos como los toldos azules característicos, lo que, según Desbordes, desincentivará esta actividad a largo plazo. «Podrás reponer uno, dos, tres, cuatro, cinco, diez, quince, veinte veces el toldo, pero ya cuando tienes que reponerlo cuarenta veces, dejo de ser buen negocio», concluyó.
Un desafío que requiere soluciones integrales
La postura del alcalde refleja la complejidad de enfrentar el comercio informal en una ciudad con alta densidad poblacional y grandes desigualdades sociales. Aunque las medidas anunciadas buscan mitigar el impacto en el espacio público, los expertos coinciden en que este tipo de problemas necesita un enfoque integral que incluya alternativas económicas para quienes dependen de este comercio para subsistir.
El tiempo dirá si la estrategia de Desbordes logra resultados tangibles o si se requerirán ajustes para enfrentar uno de los problemas más persistentes de la capital chilena.