Este martes 5 de noviembre, millones de ciudadanos estadounidenses acudirán a las urnas para definir el próximo presidente del país, en una elección marcada por un alto porcentaje de votos anticipados y un sistema electoral único que genera suspenso en el conteo final.
Estados Unidos se prepara para un día electoral decisivo este martes 5 de noviembre, cuando los ciudadanos votarán para elegir al presidente, la vicepresidenta y a representantes parlamentarios. En esta ocasión, los candidatos principales, el expresidente Donald Trump y la actual vicepresidenta Kamala Harris, se encuentran en una cerrada contienda, con encuestas que sugieren un empate técnico. La jornada promete ser histórica, tanto por la participación anticipada como por la incertidumbre sobre cuándo se conocerá el resultado definitivo.
Participación Anticipada y Sistema Electoral
Hasta el momento, 78 millones de estadounidenses ya emitieron su voto de manera anticipada, lo que representa aproximadamente la mitad de los votantes esperados en este proceso electoral. Este elevado porcentaje de votos anticipados es posible gracias al sistema de voto por correo y el voto en ausencia, disponible en varios estados. Sin embargo, a pesar de esta participación previa, se espera que cerca de 80 millones de ciudadanos voten este martes en los centros de votación habilitados a nivel nacional.
Los resultados iniciales comenzarán a conocerse alrededor de las 21 horas en Chile, pero las proyecciones sugieren que podrían ser sólo cifras preliminares. Debido a las particularidades del sistema electoral estadounidense, es probable que el nombre del ganador no se defina hasta uno o dos días después, tal como ocurrió en las elecciones de 2016 y 2020. En ambas ocasiones, el recuento detallado de votos en estados clave fue determinante y demoró el anuncio del nuevo presidente.
¿Cómo Funciona el Colegio Electoral?
En Estados Unidos, la elección presidencial se define a través del Colegio Electoral, un sistema que distribuye un total de 538 votos entre los 51 estados en función de su población. Cada estado otorga la totalidad de sus votos electorales al candidato o candidata que obtenga la mayoría en ese territorio, salvo en Maine y Nebraska, donde los votos se distribuyen proporcionalmente. Para ganar la presidencia, un candidato debe alcanzar al menos 270 votos electorales, una cifra que no necesariamente refleja el voto popular a nivel nacional.
Este sistema, conocido como «el ganador se lleva todo», hace que el conteo en cada estado tenga una relevancia crucial. La victoria en estados con mayor población, como California, que aporta 54 votos electorales, puede definir la elección en caso de que el margen sea estrecho. Es un escenario en el que se puede ganar la presidencia sin obtener la mayoría del voto popular, algo que sucedió en 2016 cuando Donald Trump fue electo pese a recibir menos votos populares que su oponente, Hillary Clinton.
Expectativa y Suspenso en el Conteo Final
El proceso de conteo en estados muy reñidos puede alargar la espera para conocer al próximo mandatario. En la elección de 2020, el resultado se demoró 48 horas debido al recuento de votos de soldados estadounidenses en el exterior, que resultaron cruciales en el estado de Pensilvania. Esta vez, el panorama se presenta igualmente ajustado, y la importancia de cada estado mantiene en vilo a los votantes.
Mientras millones de ciudadanos ejercen su derecho al voto, el país y el mundo estarán atentos al desarrollo de esta jornada electoral, que podría redefinir el rumbo de Estados Unidos para los próximos cuatro años.